28.4.12

¿parar a respirar?

No saben qué hacen en aquel lugar. Hay gente, pero no ven a nadie. No quieren ver, quizá. Están cerca y se mira. ¿Están enfermos? Lo parecen, sin embargo se sienten bien. Cara pálida y labios rojos debido a la sangre que palpita, frenética, en ellos. Confusos. Sus cabezas se están acercando y ni siquiera son conscientes. Los observan, y no se dan cuenta. Como quien oye pero no escucha. Como quien mira sin ver. Sus labios se acercan y empiezan a darse cuenta de la proximidad de uno con el otro. Pero no paran. Lento, pero voraz. El beso llega. Los besos. Labios húmedos, palpitantes. Ojos entreabiertos a cada tanto para verificar que es él -o ella- quién está ahí. Paran y se hablan. Quieren más y lo saben. Necesitan más. Y salen de aquel lugar. Alguien le grita a ella que no lo haga. "Eso no está bien". Pero sólo oyen murmullos lejanos, se han puesto los tapones contra las palabras necias. Sus cuerpos se llaman, y deben encontrarse. Besos, caricias, suspiros. Placer. Todo comienza cuando... Suena el despertador. Sólo hay una persona en aquella cama, sola. Buenos días, hay que despertarse.