31.12.17

no puedo tragar,
tengo un "te echo de menos" jodiendo mi garganta.

29.12.17

#22

que no quieras derramar tu semen en otro cuerpo que no sea el mío.

28.12.17

has vuelto

He vuelto a pensar en ti. He llegado a casa, he cogido el móvil y he pensado que te iba a escribir para contarte que he descubierto un sitio nuevo donde podemos ir a comer. Ha sido raro, porque ya nunca me acuerdo de ti. No de esta forma, al menos.
Se me había olvidado que hace nada eras mi compañero de vida. Que formabas parte de mi todo.

Y, no sé, no me había dado cuenta de lo fácil que ha sido olvidar.
Olvidarte.
Olvidarlo.
Olvidarnos.

25.12.17

tengo mucho sueño

me pesan los párpados, la lengua, el pecho.
me pesas tú.
me pesan tus palabras, las lágrimas, tu desasosiego.
me pesa la risa, tus uñas amarillas, el humo de tu cigarro.
me pesan las manos, los abrazos, los dedos.
me pesa el dolor, la ira, el miedo.
me pesa el cariño que a veces no sé porqué tengo.
me pesan las horas, los días, las discusiones y mis silencios.
me pesa la mentira, el control, tu obsesión, mi desapego.
me pesan los pensamientos que inundan tu cerebro.

me pesa este peso sobre mis hombros pequeños.

y yo qué sé... tengo mucho sueño.

22.12.17

#21

tengo la llave de cuatro casas
pero ningún hogar.

20.12.17

Creo que nunca encontraré a nadie capaz de comprender todo lo que llevo dentro. Nadie capaz de soportarlo, de soportarme. Nadie que pueda agarrarme con la suficiente fuerza para que no tire de cabeza al infierno. Nadie que sepa manejar esto. Nadie que sepa arreglarme. Nadie.
Nadie que pueda ayudarme a encajar los restos. Nadie que no me impida quedarme en los huesos. Nadie que comprenda lo roto que tengo el cuerpo. Nadie que consiga mirarme hasta adentro. Nadie que lama lo suficiente mi sexo. Nadie que rompa las barreras que yo misma me he impuesto. Nadie que comprenda mi risa ante lo adverso. Nadie, joder, nadie, que entienda esto.

Así que tendré que hacerlo yo.
son las tres de la mañana del veinte de diciembre del dos mil diecisiete
unos brazos me envuelven y me acercan a un cuerpo que irradia demasiado calor
y yo no paro pensar que estoy cansada de follar con otros pensando en ti.

15.12.17

#20

te recuerdo mirándome tan frío, inquebrantable, impasible, indiferente, imperturbable.
me recuerdo tan triste, rota, desencajada, desquiciada, inconsolable.
recuerdo desear coger un cuchillo para clavarlo en el centro de tu cuello e ir abriéndote en canal hasta el inicio de tu ombligo,
sólo para comprobar si dentro de ti fluye algo
o si por el contrario eres el maldito bloque de hielo que pareces ser.

10.12.17

último encuentro

El primer beso fue raro, como todos. La boca le sabía a tabaco y menta. Me gustó pensar que intentó disimular que acababa de fumar porque sabe que no soporto el tabaco. El segundo beso fue mejor. Y el tercero. Y el cuarto. Hasta que dejé de contarlos porque ya no tenía sentido pensar. El sabor a tabaco y menta se fue diluyendo en nuestras salivas y mi piel también se empezó a diluir en la suya. Me quitó la ropa despacio, con cariño, y no me quejé. Yo le quité la suya para estar en igualdad de condiciones. Y desapareció el frío y se desvaneció el dolor. Mi cerebro se paró. Mi cuerpo se arqueó. Dimos todas las vueltas que nos dejaba mi pequeña cama. Una y otra vez. Una y otra vez.

20.11.17

de tronco del encéfalo a corteza prefrontal

Cuánto desearía poder entrar en tu mente.
Me imagino buceando de lóbulo a lóbulo cerebral. Fascinada por la complejidad de tus conexiones sinápticas y por la rapidez de tu transmisión neuronal. Bañada por dopamina, serotonina, noradrenalina.
No cambiaría nada; te dejaría tal como eres. No busco modificarte. Sólo quiero saber qué núcleo se te activa al verme. Qué neurotransmisor segregas cuando me tocas. Qué hace tu sistema límbico si me besas.

15.11.17

en la boca tengo flores

He soñado que me despertaba y había plantado un campo de flores a los pies de mi cama. Hundía los pies en la tierra y el sol entraba fuerte por la ventana. Entonces entendía que de alguna manera habías averiguado que seguía triste y habías decidido llevarme la vida a mi pequeña habitación de Benimaclet.

13.11.17

no eres tú, soy yo

No tengo aire, joder. Estoy respirando en una bolsa de papel en la que ya sólo queda dióxido de carbono. Quiero dejar mi cerebro sin oxígeno, a ver si de una vez para. Se detiene. Se apaga. Turn off. Basta ya, joder.

Basta, ¿no ves el daño? ¿no ves la herida? ¿no ves la grieta? ¿no ves los boquetes que vas dejando? ¿estás ciega?

Que no hay tila ni droga que te calme esto. No hay refuerzo positivo que te vaya a hacer olvidar. No hay extinción que te vaya a curar. Que eres tú la que funciona mal. Que eres tú la que te estás jodiendo.

Que no es culpa de nadie. Que son tus expectativas las que ponen una pistola en tu cabeza. Que eres tú la que aprietas el gatillo en la sien cuando no ocurre lo que deseas. Que eres tú. Joder. Que eres tú. Eres tu propia mierda. Tu puta enemiga. La zorra que te quema. La villana de tu vida. La grandísima hija de puta que te ahoga. La que tiene guardada bajo la manga la soga que continuamente rodea tu cuello. Que tú misma te la pones ahí, con cariño. Tú misma te cuelgas del techo. Tú misma te pones al filo del precipicio. Que nadie te empuja. Que tú saltas. Idiota. Imbécil. Maldita gilipollas.

17.10.17

Tengo un cuarzo rosa
para limpiar mi corazón negro.

Tengo las manos suaves
para acariciar mi áspero cuerpo.

Tengo la boca llena de flores
y no sé cómo,
porque con la lengua sólo consigo escupir veneno.

Tengo en el vientre una vida
que apuñalo siempre que puedo.

Tengo ganas de follarte
y mil heridas que cicatrizo cuando me quemo.

Tengo ganas de clavarte los colmillos
en la fina piel de tu puto cuello.

Y es que soy tan hija de puta
que me he tirado en el suelo
para así poder pisotearme
cada vez que me quiero.

5.10.17

#19

No hay flúor que recupere el esmalte que he perdido de tanto apretar los dientes.

2.10.17

#18

no quiero cansarme de ti,
quiero reventarme contigo.

23.9.17

empodequé?

Empoderarse es una mierda. Una mierda difícil. Empoderarse significa romperlo todo; incluida a ti. Para luego recomponerlo poco a poco, poniendo sólo a una misma en el centro. Empoderarse, no sé por qué, parece que significa estar sola. Estar sola no significa estar mal, pero a veces escuece. Porque el mito del amor romántico, pues oye, ahí está. Tatuado en ti. Y no hay láser que lo borre del todo; siempre queda un borrón, una quemadura, una cicatriz. Empoderarse muchas veces significa tener un nudo en la garganta, pecho y estómago. Un lío en la cabeza. Una soga en el cuello. Empoderarse también significa ponerte unas alas e intentar volar. Pero a veces no te dejan. O no sabes usarlas. O estás desacostumbrada. Y sólo deseas quitartelas porque tienes miedo de darte tal hostia que te quedes hasta sin dientes. Empoderarse también es sentir que no vas a dejar que te usen más, que te dañen más, que te violen más. Sentir la vida en la piel fina de los labios, en la sensibilidad de la yema de los dedos.

Sentir como el pecho se expande tanto... que no le queda más remedio que contraerse con la misma fuerza. Ah, que no. Que eso no es empoderarse. Que eso es sólo puto miedo.

21.9.17

#17

Me gustaría decirle a mi pecho que pare la intensidad con la que me avisa de la caída en picado. Me gustaría que mis piernas fueran tan largas como para ir a verte en un par de minutos. Me gustaría poder decirle a mi estómago que, joder, con menos emociones también se puede vivir. Me gustaría que mi cerebro entendiese que generar catástrofes continuas ya no es adaptativo. Me gustaría ir a decirle que le odio, y no sólo a ratos.

Que no todo abrazo consuela. Que no todo sueño repara. Que no toda caricia calma. Que no toda lengua enciende.

Que no.

Que me gustaría poder volar. Pero al final lo haría para salvarlos a todos y, como siempre, me olvidaría de salvarme a mí.

10.9.17

#16

no sé si soy valiente o si sólo tengo un control de los impulsos de mierda.

2.9.17

vuel(v)o

No todo es blanco o negro.
Ni bien o mal.

Yo noto el nudo en la garganta,
el corazón en la boca,
el insomnio en los huesos,
el miedo en el hueco de entre mis piernas,
a la vez que miro la vida,
la sonrisa en mi boca,
la ilusión en mi estómago,
la oportunidad en mis manos.

El miedo que no paraliza,
sino que impulsa.
Que me lanza hacia arriba
con todas las posibilidades de caer en picado
sin nadie que me recoja
salvo yo.

1.6.17

Estoy sentada en la silla del escritorio. Acabo de salir de la ducha y aún tengo la toalla enrollada en el pelo. Me toco las piernas. Pinchan. Qué se le va a hacer; no se puede estar perfecta. Como un autómata cojo el móvil, sin pensar. Abro instagram. Tengo un par de me gusta por mi última foto. Es una silueta de mi culo. A algunas personas le parecen de mal gusto este tipo de fotos, en las que una mujer decide enseñar alguna parte de su cuerpo, pero tengo varias razones para ponerlas. La primera es que es mi culo y lo enseño si quiero. La segunda es que no tengo mascotas ni preparo comida healthy, por lo que se me acaban las opciones. 
Estoy nerviosa. Cojo el pequeño neceser morado en el que guardo el tabaco. Boquillas, papel, tabaco, una caja de metal que en algún momento pensé que utilizaría como pitillera -pero soy incapaz de organizarme y preparar los cigarrillos con antelación- y una mini-máquina para liar cigarrillos que utilizaría dos veces. Liar cigarrillos parece que es como montar en bici; no se olvida. Llevaba tres años sin fumar, pero aquí estoy. Cojo el papel, pongo la boquilla y después el tabaco, humedezco con mi lengua el papel y lo enrollo. Mierda, el mechero. Voy hasta la cocina, pero no lo enciendo allí, espero hasta volver a mi habitación. No me gusta fumar en cualquier parte. Ya no.
Mientras el humo entra y sale de mi boca y de mi garganta pienso irremediablemente en ti. En que no estás y te siento. En tu pelo claro. En tu voz. Y parece que te oiga, aquí. Fumo más deprisa.