28.5.13

A veces al mirarla volvía a sentir esa difusa necesidad de acariciar con los dedos sus labios rojos. Ondeaba el pelo, sonreía a los demás, sus uñas de colores revoloteaban por la estancia mientras gesticulaba...
Otras veces sólo era una más. Sin recuerdos, sin deseos ni emociones.

1.5.13

#13

El pelo cayendo sobre la espalda
el olor a té recién hecho
mi vientre
tus pechos
cada día ser tu esclava

y rodar, y rodar, y rodar...

Libre.
Necesito saber que soy libre.
Que si no lo hago es porque no quiero; que si hablo contigo es porque me apetece; que si me alejo de ella es porque no la soporto; y que si respiro es porque quiero respirar. Y quiero respirar yo, por mí. Que no me gusta que me den oxígeno, no lo necesito; pero aún menos que me lo quiten. Porque por muy sencillo que parezca -inhalar y exhalar- algunos días hay que dedicarle tiempo, ganas y constancia.
La libertad se nota desde la punta de la nariz hasta la de los dedos. No me gusta ver como se atan, suave y con fuerza, uno a uno. Me apaga, me desgasta. Alcanza tal punto que noto como sonrío más por contexto que por albedrío. La fuerza sexual languidece, y quedo cubierta de risas nerviosas, actos forzados, pena y culpa.

Pena y culpa, pena y culpa...