donde el sol os calentaba sin quemar.
Has usado los recuerdos como manta, te has envuelto en ellos,
te has atado a las patas de aquella cama.
Y no quieres escapar.
Te niegas al paso del tiempo, al crecimiento y al progreso.
Quieres que la naturaleza de los vínculos sea un terreno muerto, con apariencia fértil.
Como quien tiene un césped artificial y pretende que en él crezcan flores.
Has llenado la regadera de agua y has intentado hidratar una Tierra inexistente,
consiguiendo sólo un corazón empapado.