17.6.16

Está superado,
digo.
No me preocupa,
repito.
A otra cosa mariposa,
me insisto.

Pero no soy capaz de decirlo en voz alta sin que se me anuden las emociones en la garganta y los sollozos y las lágrimas amenacen con salir.

23.4.16

el día que por fin me vaya.

Renuncio a mí
por ser parte tuya.

No quiero más años de guerra
tirados en la basura.

Qué pena no ver venir
lo que aún dura;
no se acabará aquí,
esto aún perdura.

No te puedo perdonar
tanta batalla.

Déjame en paz, j o d e r.

Y no te quejes el día que, por fin,
me vaya.

5.2.16

alguien olvidó que el fuego lo guardo yo.

Escribió la palabra "emoción" en una hoja en blanco y la colgó en la nevera, para ver si al leerla todos los días podía volver a sentir algo. 
Llevaba tanto tiempo teniendo miedo de lo que le recorría por el cuerpo que poco a poco lo fue apagando. Bueno, no fue poco a poco, fue de una sacudida tan violenta que casi le rompe los huesos. La verdad es que la resquebrajó un poco más. Un poco más, porque ya estaba bastante rota.
Sin embargo, no le gustaba nada encontrarse así. Tan seca. Tan muerta. Cada día era igual que el anterior; plano. Demasiado sencillo para una persona que nació complicada, creció rodeada de complicación y probablemente muera de una enfermedad complicada. Por eso no le gustaba. No se gustaba. En ese momento se odiaba cada día. Pero sin odiarse, porque no era capaz de sentir nada.

Por suerte, donde hubo fuego cenizas quedan -o eso dicen-. Y un día un cosquilleo empezó a subir desde la parte baja de su vientre. Subía lento y palpitante, regocijándose por volver a estar ahí. 

¿De dónde vendría aquella sensación? 

De ti.

30.1.16

la cura

Para cuándo un ibuprofeno que quite el dolor de la huída.


25.1.16

El dolor que me llega, aún cuando ni te siento, es tan punzante. No comprendo de dónde viene, ni por qué no se ha ido todavía. Ya es tarde, joder, vete. El tiempo ha pasado pero te niegas a abandonarme, a dejarme vivir. No temas, sabré estar sin ti.
Da igual a dónde huya, porque logra siempre encontrarme. Por muy lejos que esté, consigue transformarse, tener la forma necesaria para estar conmigo. Cada vez más adentro, cada vez donde más duele. O será que siempre cava en el mismo sitio y el agujero es tan grande que ya no hay forma de taparlo. Ni con lágrimas ni con mi sangre.

Será que ya me entristece todo, hasta la capa de polvo que me envuelve; porque he dejado de moverme... a ver si así no nota mi presencia.

18.1.16

se queda.

Sentirse bien y estar feliz cuesta trabajo.
Cuando el corazón se te rompe hay que pararse a arreglarlo. No es el paso del tiempo ni el estar quieta lo que lo va a arreglar. No va a venir nadie a salvarte ni a curarte. Nadie va a lamerte las heridas. Estás sola ante tu tristeza. Y tienes que aprender a agacharte e ir recogiendo los trozos de ti que hay en el suelo. Empezar a pegarlos; uno a uno. Con paciencia. Y te dará rabia saber que no fuiste tú quien los dejó ahí. Y gritarás para que quién lo hizo venga a ayudarte. Pero no lo hará. Debes hacerlo sola, debes aprender.
Aprender que el pasado escuece, que la vida cambia. Que hay que aceptar. Aceptar que te hizo daño quien menos debía, aceptar que las cosas se van. Aceptar que tú también te has ido.

El problema es que hay un 'yo' que ya no está, pero siempre se me queda.

12.1.16

malnacida

No puedo evitar esta sensación de suciedad

Ruin
Egoísta
Malnacida

Capas y capas de adjetivos que se adhieren cada día a mi piel y que no se irán cuando me meta en la ducha. Aunque frote con fuerza, aunque me haga daño. Seguirán ahí. Porque estoy fallando. A ti, a él, a ella, a ellos. A mí. Porque da igual que cada noche me diga que me voy a levantar y que voy a cambiarlo. Es mentira; ni tan siquiera me levanto. Una estúpida lucha en mi cabeza cada mañana, en la que siempre acaba ganando mi peor yo.
Pero quizá no sea mi peor yo, sea simplemente yo.
Yo ruin, yo egoísta.
Yo, la malnacida.