30.11.23

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He descubierto que, como a Yolanda Díaz, me relaja planchar. Hay otras personas a las que les relaja fregar, pero no es mi caso. El agua fría me parece insoportable en invierno y siempre acabo con las manos hechas mistos. Sin embargo cuando plancho mi mente empieza ir a la velocidad de la bruma del vapor, se desliza como la plancha por las arrugas de nuestra ropa. Se ralentiza.

De pequeña me gustaba planchar los pañuelos de mi padre. Eran pañuelos para sonarse los mocos, no de estos bonitos para el bolsillito del traje. Recuerdo cuando íbamos a la tienda del pueblo donde se los solía comprar. En esa tienda también vendían vestidos de gitana. Una vez, después de estar allí, mi padre me compró un libro que se llamaba "la hormiga miga se desmiga". Iba de una hormiga que acaba aprendiendo la importancia de ahorrar. No me gustó, como es obvio, porque tengo el Sol y el Ascendente en Leo.