15.3.18

parada de metro de Colón

Acabo de hacer la cama que ya no deshacerás.
Acabo de poner el incienso que ya no olerás.

Y es que ahora mis sábanas sólo olerán a mí.
Mis manos sólo me tocarán a mí.
Mis paredes ya no me escucharán gemir.

Ya no habrá más besos en la parada de metro de Colón.
No habrá abrazos por las mañanas.
No comeremos churros para desayunar.
Nuestros ojos no se encontraran...

Y todo porque tú eres demasiado tú,
y yo soy demasiado yo.

7.3.18

seis de marzo de dosmildieciocho

Que aún no os habéis enterado de que conmigo hay que ir con todas las intenciones puestas. Que basta ya de aguantarse las ganas. De esconderse. De jugar al despiste. De pensar.

B a s t a.

Que vengas aquí. No te pongas el cinturón. Acelera. Siente el impacto. Sal volando por los aires. Salta. Tírate. Deja el puto paracaídas. Por favor, lánzate. Grita. Todas las letras. Hasta la última vocal. No te dejes ni una consonante. Dímelo todo.

Sólo respira, llena tus pulmones de mí. De ti. De vida. Tócame con tus manos. Siente mi piel contra tu pecho. Besa cada espacio de mi cuerpo. Abrázame. Apriétame. Estrújame. Y, por favor; háblame. Que la única lengua que muerdas sea la mía, no la tuya.

Que dejes el miedo. Las expectativas. Las rumiaciones. Basta de anticipaciones.
Que ya vale, joder. Deja de jugar con la cuerda, porque aquí sólo vale volverse loco.