4.8.10

Diecisiete.

Hoy es mi cumpleaños.
Soy muy feliz.

20.7.10

CASA.

¿Sabes? Ya sé porqué te quiero. Te quiero porque eres CASA.

Da igual lo que pase ahí fuera, porque juntos, somos CASA, y todo está en paz.
Vienes aquí y te duermes en mis brazos. Y yo me quedo toda la noche mirándote, porque es lo más bonito que puedo hacer.
Tú eres mi CASA y yo soy tu CASA.
Te quiero.

2.7.10

Necesidades.



así que se puede meter su teoría por dónde le quepa.
porque lo único que buscamos todos en la vida, lo único, es ver a la persona que queremos cuando abrimos los ojos por la mañana.

18.2.10

Soy pequeña y frágil. Dame calor y respírame.



Be my friend, hold me
Wrap me up, un-fold me
I am small, and needy
Warm me up, and breathe me.

9.2.10

Me salvaste.

Demasiado viento, pensé.
Era infernal. Mis piernas apenas podían avanzar. ¿A caso el viento se había propuesto no dejarme salir de aquella ruidosa calle?
Cada vez más fuerte.
El aire pasaba tan deprisa que me escocían la cara y los ojos.
-Me quedaré ciega y sorda esta noche -me quejé en voz alta, ya que no había nadie en la calle.
¿No iba a cesar? ¿Por qué era tan fuerte y violento el viento? Me dolían ya las piernas y apenas había podido dar dos pasos más.
Me senté en el suelo y cerré los ojos. No iba a cansarme más así que decidí esperar que parara. Y no podía seguir con los ojos abiertos, me dolían.
Pum, pum, pum.
No sabía de qué lugar procedía aquella música discotequera que me tronaba los oídos. Era ya muy tarde, casi medianoche, ¿a qué cabeza enferma se le había ocurrido poner la música tan alta? Recordé a mi hermana mayor diciéndome siempre que bajara el volumen. Si escuchara esto.. pensé.
Silencio. Tranquilidad.
Abrí los ojos.
¿Dónde habían quedado el ruido y aquel viento infernal? Pero más importante aún, ¿qué hacia todo a oscuras? ¿Se había ido la luz? Eso hubiese explicado el silencio, pero.. ¿y el viento? Había parado de una manera tan brusca que casi hizo que me cayese de lado y me diera en la cabeza.
Un momento.
¿Por qué no me había caído? ¿Qué hacía de pie cuando yo debería estar sentada?
No tardé ni medio segundo en darme cuenta de que un frío brazo me sujetaba por la cintura. Me había levantado para que no me diese contra el cemento.
Pronto aquella persona me abrazó también con su otro brazo.
Estaba atrapada en los brazos de alguien que no podía ver. Podía sentir su pecho pegado a mi espalda. Podía escuchar su lenta respiración..
Oh, oh.
Pero.. ¿dónde estaba mi miedo? Debía tener miedo. ¿Por qué no intentaba apartarme de él? O mejor, ¿por qué no quería hacerlo?
Apoyó su mentón sobre mi cabeza y sentí su aliento helado sobre mi pelo. Me estremecí.
Al notarlo, me abrazó con más fuerza y me besó la coronilla. Entonces habló:
-Te amo.
Y volvió la luz. Pero no era aquella luz tenue de las farolas de la ruidosa calle, era una luz intensa y brillante, procedente del Sol. Ni siquiera estabamos en aquella calle. Una preciosa playa de arena blanca se extendía bajo nosotros. El sonido de las olas lo inundaba todo. Precioso.
Pero aún más bello era quién estaba a mis espaldas, abrazándome.
Giré sobre mi, sin soltarme de su abrazo.
-Yo también -le dije mirándo sus ojos verdes.
Y así pasaron los segundos, los minutos.. ¿a quién le importaba el tiempo? Podría haber pasado así la vida entera.

1.2.10

Bucle.

Hoy estoy en la cúspide de la depresión. Eso se merece un aplauso.

31.1.10

Sálvame.

Corría y corría, debía escapar. Resultaba casi imposible, yo era demasiado lenta.
Divisé una gran y redonda fuente. Allí, sentado en el borde, se encontraba mi salvación. Corrí hacía ella. Frenética, loca, asustada, torturada. No sentía mis piernas, tampoco mi respiración.
Por fin llegué y me avalancé hacía él. Tiró lo que tenía en las manos y me abrazó con fuerza. Estaba segura, a salvo.
Mi mente desconectó de todo, mi cuerpo se relajó. Apenas oia y estaba segura de que, de no ser porque sus brazos me sostenían fuertemente por la cintura, mis piernas hubiesen cedido y hubiese caido al suelo.
Su voz, enfadada, era lo único que mi mente captaba. Tan dulce, tan tierna. Y, casi inconsciente, temblé cuando sus labios rozaron los mios.