Sonrío, disimulo. Hago ver que no noto nada. Pero sí lo noto.
Algo dentro de mí se está pudriendo. Y no se queda ahí, sé que se expande. Destrozando todo.
Destrozándome la puta vida.
Miraba y no había nadie.
Faltaban cosas
No quedaba aire
Se desvanecían sus ganas
Se fugaba su sangre
No veía nada,
Ya no había nadie.
Te sentí.
Sentía tu cuerpo sobre mi pecho. Débil, herido.
Sentía tu respiración ahogada. Suplicante.
Notaba tu sangre, transparente y fría, cayendo lentamente por mis costados.
Y mis manos estaban inertes, estúpidas. No podían auxiliarte.
Y te he perdido.
Ya te has ido.
Aún oigo tu maullido desde aquí.
Y te preguntaste qué había pasado
Por qué se había movido su cielo con tu tierra
Por qué te dolían las entrañas
Por qué te molestaban sus rarezas
Y sentiste odio, pero sobre todo miedo
Y dudaste de ti
Y dudaste del suelo
Que ya no es firme
Sólo es desconsuelo.