23.9.17

empodequé?

Empoderarse es una mierda. Una mierda difícil. Empoderarse significa romperlo todo; incluida a ti. Para luego recomponerlo poco a poco, poniendo sólo a una misma en el centro. Empoderarse, no sé por qué, parece que significa estar sola. Estar sola no significa estar mal, pero a veces escuece. Porque el mito del amor romántico, pues oye, ahí está. Tatuado en ti. Y no hay láser que lo borre del todo; siempre queda un borrón, una quemadura, una cicatriz. Empoderarse muchas veces significa tener un nudo en la garganta, pecho y estómago. Un lío en la cabeza. Una soga en el cuello. Empoderarse también significa ponerte unas alas e intentar volar. Pero a veces no te dejan. O no sabes usarlas. O estás desacostumbrada. Y sólo deseas quitartelas porque tienes miedo de darte tal hostia que te quedes hasta sin dientes. Empoderarse también es sentir que no vas a dejar que te usen más, que te dañen más, que te violen más. Sentir la vida en la piel fina de los labios, en la sensibilidad de la yema de los dedos.

Sentir como el pecho se expande tanto... que no le queda más remedio que contraerse con la misma fuerza. Ah, que no. Que eso no es empoderarse. Que eso es sólo puto miedo.

21.9.17

#17

Me gustaría decirle a mi pecho que pare la intensidad con la que me avisa de la caída en picado. Me gustaría que mis piernas fueran tan largas como para ir a verte en un par de minutos. Me gustaría poder decirle a mi estómago que, joder, con menos emociones también se puede vivir. Me gustaría que mi cerebro entendiese que generar catástrofes continuas ya no es adaptativo. Me gustaría ir a decirle que le odio, y no sólo a ratos.

Que no todo abrazo consuela. Que no todo sueño repara. Que no toda caricia calma. Que no toda lengua enciende.

Que no.

Que me gustaría poder volar. Pero al final lo haría para salvarlos a todos y, como siempre, me olvidaría de salvarme a mí.

10.9.17

#16

no sé si soy valiente o si sólo tengo un control de los impulsos de mierda.

2.9.17

vuel(v)o

No todo es blanco o negro.
Ni bien o mal.

Yo noto el nudo en la garganta,
el corazón en la boca,
el insomnio en los huesos,
el miedo en el hueco de entre mis piernas,
a la vez que miro la vida,
la sonrisa en mi boca,
la ilusión en mi estómago,
la oportunidad en mis manos.

El miedo que no paraliza,
sino que impulsa.
Que me lanza hacia arriba
con todas las posibilidades de caer en picado
sin nadie que me recoja
salvo yo.