Nos emborrachamos el uno al otro y acabamos cayendo. Por la mañana las lamentaciones vinieron rápidas, una tras otra, saliendo a gritos de tu boca y la mía; pero tú sabes tan bien como yo que no eran tan fuertes como los que dimos de placer anoche. Porque tú también gritaste, 7 veces mi nombre antes de correrte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario