30.8.20

Es el segundo día consecutivo que nos despertamos desnudos.

Y, cuando repaso los momentos en mi mente, no sé si me gusta más

aquel en el que estoy acurrucada en tu pecho

y agarras de esa forma tan tuya mi cabeza,

notando las yemas de tus dedos en mi frente.

O aquel otro en el que, después de despertarnos ligeramente,

nos giramos al unísono hacia el mismo lado

y me abrazas por la espalda

sintiéndolo todo

piel con piel.

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